Han pasado seis años de la apertura de nuestro Nuevo Hospital de la Serranía y nos encontramos ante un panorama desolador de la Sanidad Pública de nuestra Serranía, y de la andaluza

Tal día como hoy, un 1º de abril de 2017, sin incidencias reseñables y mucha colaboración del personal sanitario implicado en el mismo, se realizó el traslado de los pacientes a nuestro Nuevo Hospital de la Serranía. Nuestro querido antiguo Hospital de la Serranía, fruto de la integración de la Clínica Sagrada Familia y del Hospital Municipal de Santa Bárbara, cerraba sus puertas.

Aquellos días fueron para muchas personas momentos ambiguos, pues a la alegría de ver por fin cumplido el deseo de que la Serranía tuviera un hospital moderno, más cómodo y funcional, se unía la nostalgia de dejar un lugar en el que sufrieron y fallecieron muchos de sus conocidos y familiares, y de muchas otras personas que, solas, tuvieron el calor del personal sanitario, convertido durante su ingreso hospitalario en su única familia. También, en aquel hospital transcurrió gran parte de la vida de muchos de sus profesionales, muchos de los cuales acabaron convertidos en pacientes.

Pero no todo ha sido vino y rosas en la apertura de nuestro ansiado Hospital de la Serranía. Nos encontramos con un edificio con muchas deficiencias, inexplicables en una construcción de nueva planta. Muchos de estos defectos fueron llevados, a iniciativa de nuestra Plataforma, al Parlamento andaluz, incluso antes de su apertura, y ahí siguen, pese a que han transcurrido seis años y a que fueron aprobadas sus correcciones con los votos del Partido Popular y Ciudadanos, posteriormente en el gobierno. Es evidente que, para algunos, una cosa es estar en la oposición y otra es estar en el Gobierno andaluz.

En estos últimos años, hemos sido testigos del terrible acontecimiento de la pandemia de la COVID-19 y de cómo los amigos de lo ajeno se han aprovechado del estado de shock en el que nos sumió la pandemia, para acelerar el desmantelamiento de nuestra Sanidad Pública, que tanto esfuerzo nos costó tener.

Pese al bombardeo desde algunos sectores mediáticos, al servicio y pagados por el Poder, sobre el aumento del gasto sanitario o de personal en el Servicio Andaluz de Salud, la realidad es más tozuda: La Atención Primaria está en franco peligro de extinción y las listas de espera crecen y crecen; al igual que lo hacen las pólizas de seguros privados y el sector sanitario privado que, no se nos olvide, son empresas cuyo objetivo es ganar dinero.

Pese al bombardeo desde algunos sectores mediáticos, al servicio y pagados por el Poder, acerca del aumento del gasto sanitario o del personal en el Servicio Andaluz de Salud, la realidad es más tozuda: La Atención Primaria está en franco peligro de extinción y las listas de espera no mejoran, mientras que suben las pólizas de seguros privados, el sector sanitario privado (que no se nos olvide son empresas cuyo objetivo es ganar dinero), y las derivaciones de pacientes a estas empresas.

Mientras tanto, en nuestra aislada y mal comunicada Área Sanitaria de la Serranía y su área de influencia hospitalaria, asistimos a la pérdida de profesionales y la consiguiente actividad, algunas de ellas estuvieron o están bajo mínimos, tienen actividad puramente testimonial y están en grave riesgo de desaparición. Ahí están, por citar algunas, anestesiología, pediatría, oncología, urología, oftalmología, otorrinolaringología, medicina preventiva o cuidados paliativos. Es evidente que urge una normativa eficaz sobre zonas de difícil cobertura.

Así pues, este es el desolador panorama con el que nos encontramos, al que se añade otro: Los sindicatos anuncian parones en las contrataciones, que nuestro Hospital de la Serranía está «bajo mínimos», y el riesgo real de que los mal llamados “contratos covid” desaparezcan. Ya saben, son trabajadores que buscarán refugio en otras comunidades autónomas o países buscando mejores condiciones laborales, o lo harán en el sector privado.